Por: Martín Lleras
Twitter: @martinlleja
A
diferencia de Osorio, que sorprendía, domingo a domingo, con sus constantes
rotaciones, los cuatro partidos de la era Rueda nos confirman que el nuevo
director técnico apuesta por la continuidad de un mismo dibujo táctico. Con
respecto al partido con Medellín, Nacional enfrentó a Huila con tres
modificaciones, sin embargo ninguna de ellas puede ser tildada de sorprendente o inesperada: Henriquez por Nájera,
hombre por hombre; Bocanegra, que volvió a su puesto natural en el lateral derecho;
y Jimmy Chará, que entró por Ruíz y ocupó el costado derecho de la segunda
línea de cuatro. Por delante del tándem Mejía-Ruiz flotó Macnelly Torres y en
punta se paró Berrio, haciendo las veces de falso nueve.
Dibujo Táctico Atlético Nacional
La
propuesta fue la misma durante los 90 minutos. Nacional ya no es ese equipo
ansioso y vertical, que paraba a sus defensores en la mitad, asfixiaba al rival
en su propio campo y lo aniquilaba por medio de las constantes y letales
escapadas de sus rapidísimos extremos. Ayer frente al Huila vimos a un equipo
paciente, que disfrutó y aprovechó cuando tuvo la posesión del balón, pero que
también se sintió cómodo cediéndole, por momentos, el balón al rival y
esperándolo en el segundo cuarto de cancha. Ayer, a lo largo de todo el
partido, y siempre comandado por Macnelly Torres, se vio un equipo dosificado,
que no ladra mucho, pero que cuando muerde, muerde duro.
Desde
el primer minuto Nacional se sintió ganador y no tardó mucho en identificar que
por la banda derecha, la de Bocanegra y Chará, podía hacerle daño al Huila. El
lateral derecho, a pesar de que ayer jugó su primer partido al mando de Rueda,
mostró total entendimiento de lo que se requiere de él: inteligencia y
contundencia. Inteligencia para reconocer los momentos en los que se puede soltar
en ataque y contundencia para hacer valer el desgaste físico que exige cada una
de sus escapadas. En el primer tiempo, Bocanegra piso campo rival en contadas
ocasiones y todas y cada una de sus intervenciones en ataque terminaron en una
opción manifiesta de gol. De hecho, de un centro suyo nació el gol de Copete.
Tirar centros, otro de los puntos fuertes de este magnífico jugador.
El Huila,
aunque lo intentó, se vio siempre superado por la férrea y ordenada estructura
defensiva de Nacional. Los centrales verdes, junto con Bernal y Mejía, que
atraviesan por un grandísimo momento de forma, superaron en número a los
atacantes locales, inclusive en los contados intentos de contragolpe. El orden
y el equilibrio defensivo son los aspectos más destacados de este Nacional, que
juega con cuatro defensas retrasados y que no ejerce una presión alta
permanente, sino que ahorra sus fuerzas para aquellos momentos en los que ve
una oportunidad clara de provocar un error en la salida del rival. Así mismo,
también hay que resaltar el compromiso en marca de todos los hombres de ataque,
especialmente Chará, Copete y Macnelly, que con una disciplina admirable
pasaron siempre la línea de la pelota.
Para
el segundo tiempo, el cambio más relevante fue el ingreso de un nueve puro,
como lo es Jefferson Duque, que no necesitó ni cinco minutos en cancha para
meter el segundo gol de Nacional. Hasta el minuto 65, Nacional había jugado sin
un hombre fijo en punta, rotando a Copete, Berrio y Chará por todo el frente de
ataque. El ingreso de un nueve amarra a Chará y Copete en su posición de volantes
externos y esto, a su vez, los compromete aún más en marca. Por otro lado, la
velocidad y la fortaleza física de Duque le permite a Macnelly explotar su
habilidad para filtrar balones verticales. Seguramente, a medida que pasen las
semanas, veremos a Nacional explotar esta y algunas otras variables ofensivas.
Tal
vez Huila, o por lo menos el Huila de ayer, no haya sido la prueba más
exigente, sin embargo se vio a un equipo sólido, que cada vez va interiorizando
más la idea de juego que propone su nuevo director técnico. Las opciones del
gol fueron muchas más que contra Medellín y, de haber estado más afinados, el
resultado habría sido abultado. Por otro lado, Huila ayer no le pateó ni una
sola vez al arco. Este es un Nacional sigiloso y calculador, que siempre se
cuida la espalda, pero que identifica las debilidades de su presa y sabe cómo y
cuándo aprovecharlas. Este Nacional no ladra, pero sí muerde.
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