jueves, 18 de junio de 2015

Otras maneras de ser Brasil




Por: Juan Pablo Rodríguez

“No podemos perder a Brasil”, se conjuraron los diseñadores de la empresa que diseña su vestimenta. Tras la debacle mundialista, que no se sabe bien si empezó en Alemania 2006— con la fiesta en lugar del fútbol—, en el 2010—con las restricciones tácticas autoimpuestas por Dunga— o en el 2014 con la paliza histórica de Belo Horizonte, la misión (imposible) para esta Copa América era mantener la imagen, el brillo y el resplandor de quienes se dicen recibieron el fútbol de los ingleses para perfeccionarlo.

En su afán comercial por no perder a Brasil como “la segunda selección” de todos los latinoamericanos, y tras ver que la solución no estaba precisamente en los pies de Roberto Firmino, los diseñadores de la firma deportiva apostaron por transmitir el otrora esplendor de la canarinha a través de la camiseta. Solo así se entiende que el satinado de las líneas en la camiseta que presentaron en el Monumental de Santiago fueran las únicas que brillaran.

“No hay de otra”, prosiguió el jefe del departamento de diseño que, luego de ver los 11 partidos del reinado de Dunga II, no se quedó con la estadística del pleno de victorias sino con el estilo de juego demostrado. Y no es que el jefe fuera un menottista de vieja cepa obsesionado por el buen fútbol, pero tenía claro que con lo demostrado hasta entonces no les iba a alcanzar. Hay que saber cómo hacer las cosas para poder lograrlas, pensó para sus adentros en medio de la reunión.

Después de proferida la sentencia “no hay de otra” quedó claro que el mando para hacer resurgir a la selección brasileña corría por cuenta de la marca deportiva y no a cargo de los jugadores o del director técnico. Aceptada por unanimidad la camiseta satinada a fin de “hacer relucir la historia y la gloria de un equipo de brillo inmaculado” pasaron a votar el escudo. Un escudo que ocupa media camiseta, un escudo enorme que pretende imponer unas estrellas que ganaron otros. Lo que no imaginaron es que a todos los jugadores de Brasil les quedó grande la camiseta.

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