jueves, 18 de junio de 2015

Teo, el socio de todos




Por: Sebastian Nohra

Era uno de esos partidos en que la vida se hipoteca con un resultado. En que formas y juego se archivan en el depósito y el martillo de la crítica podía destruir un serio y exitoso proceso de cuatro años. Era la frontera entre la salud y la enfermedad.  Y así lo entendieron los jugadores de Colombia.

Algo no le había gustado a Dunga y cambió a tres jugadores para su segundo partido; Thiago Silva, Fred y Firmino por David Luiz, Coutihno y Tardelli. Mantuvo el 4-4-1-1 con laterales poco profundos, mucha dinámica de los volantes laterales, Neymar flotando por todo el frente de ataque y un nueve fijo. Colombia, propuso su habitual 4-2-2-2. Con un solo cambio que lo cambió todo.

El primer tiempo tuvo un ritmo frenético. Sin tregua. En el minuto 20 se podía intuir que en el segundo tiempo el turbo se iba a acabar. El juego de Brasil exigía las ayudas de Cuadrado y James con sus laterales, para negarle el uno contra uno a Neymar y William. Y así fue. Ney podía gambetear a uno, pero a dos metros encontraba otro de amarillo.  Zapata y Murillo estaban firmes e intuitivos, Edwin Valencia correcto sin balón, pero se le extraña el buen pie y criterio con balón, que habían deslumbrado a Pékerman antes de su larga lesión. Si bien el sistema defensivo funcionó,  Colombia descansó en quién lo hizo jugar con doce; Carlos Sánchez.  Estuvo imperial en todo. Su partido de ayer será recordado por mucho tiempo.

Avanzaban los minutos y Colombia tenia posesiones de mayor calidad. Con la cintura de Cuadrado, balones largos de James y el sentido común de Teo, el equipo llegaba al área de Brasil con peligro. Ganaba faltas y tiros de esquina que en partidos de esta clase, son petróleo. En tres pelotas quietas, Cuadrado y James ya habían avisado que tenían la mira fina.

El partido de Teófilo merece un capítulo aparte, desde lo individual y lo colectivo. Prensa y afición monopolizan el debate de delanteros entre Jackson, Bacca y Falcao, –sus temporadas y goles invitan al debate, no hay cuatro selecciones en el mundo con tanta pólvora- pero ayer quedó claro que no hay uno más titular que Teo.  Lo sabe todo, lo entiende todo. Juega y hace jugar. Discutamos sobre el otro, si Batman, Robin o Superman, pero uno debe ser Teo. Su partido le dio sentido al ataque de Colombia. Pivoteando, escondiéndola, tocando atrás. Es el socio de todos.

Los equipos se iban al descanso con sensaciones opuestas. El resultado era coherente con el juego. Dunga mandó a Coutihno por Fred, pero muy poco mostró el 10 del Liverpool. Colombia sufrió el desgaste físico y Brasil lo empujo 30 metros contra Ospina. Neymar, William y Coutihno no podían elaborar por dentro y por fuera Armero y Zúñiga –especialmente- no regalaron nunca sus espaldas.

Al minuto 65 Pekerman notó que Colombia no tenía como recuperar esos treinta metros y mando a Ibarbo  por Falcao con dos propósitos: tapar las subidas de Alves y contragolpear con su velocidad. Lo primero lo consiguió, lo segundo no. Dunga llenó la cancha de delanteros –Douglas, Neymar, Tardelli y Firmino- y quedó solo Fernandihno para marcar. Muy pobre lo de Brasil en ataque. Sin chispa ni paciencia. La soledad de Neymar es la de Lebron James. Brasil y los Caveliers deben saber que el artista necesita compañía.


Ganó el que atacó y defendió mejor. Un tiempo para golpear y otro para abrazar al luchador. Es peligroso defender tanto tiempo, pero Pekerman acertó en líneas generales. Con el ingreso de Teo y  la dirección de campo: Ibarbo, Mejía y Bacca entraron bien y aportaron. Gran victoria de Colombia para esquivar el precipicio, tomar aire y enfrentar a Perú con Sánchez y Teo, con las llaves del castillo. 

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