domingo, 28 de junio de 2015

Sentido Pésame


























Por: Juan Pablo Rodríguez

Dunga estaba de luto, incluso antes de la eliminación. Vestido negro, corbata del mismo color y camisa blanca, el técnico brasileño iba ataviado de acuerdo a la ocasión: la salida del pentacampeón mundial en cuartos de final de la Copa América.

No hubo remedio que evitara el mal padecido por Brasil durante todo el certamen: su desorden defensivo y los espacios sin marca que dejaba en cuanto, aupados por un espíritu ofensivo inexistente, se decidían a ir por el arco contrario.

Dani Alves, quien no estaba en los planes del director técnico, se destacó como el rey tuerto. Su desenfreno en fase ofensiva permitió la elaboración de jugadas desde el costado derecho que, a la postre, terminaron por ser lo único de un equipo al que no le quedan ni nombres.

Trataron, de nuevo, de recurrir a Robinho y su magia que vive en el recuerdo de los aficionados pero no en el presente de la selección. Por el contrario, pese al gol tempranero, Paraguay se mostró consecuente con el juego desplegado en los tres partidos anteriores: un bloque sólido en todas las líneas, orden a la hora de hacer las transiciones y la tranquilidad de saber que no hay en el papel ningún equipo superior a otro.

El empate de penalti sirvió de antesala de la defunción futbolística brasileña. Nunca antes se había quedado fuera de las semifinales en dos Copa América consecutivas. Pero, peor aún, hace tiempo no se veía un onceno tan falto de identidad e ideas. Ni para los penaltis, que fueron un deja vu de lo vivido en el 2011, Brasil pudo evitar su destino, el mismo que Dunga tenía claro cuando escogió la vestimenta por la mañana.

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