Por: Juan Francisco García.
@jfgarcia2809
Santa Fe encuentra su tempo. El reto de Peluso -que como lo
habíamos dicho llegó a un equipo hecho- es afilar sus conceptos clave: la
amplitud y el vértigo.
Este Santa Fe, sobre todo en Bogotá, se piensa así: veloz,
directo y asfixiante. Ése es tu tempo. Anoche contra Cúcuta se vio al mejor
Santa Fe hasta el momento, cumpliendo con la lógica deseable de mejorar semana
a semana, partido a partido.
Desde el inicio se le vio fresco, veloz y directo. Cómodo en
su tempo. Con Otálvaro como variante por Anchico, la banda derecha se reafirma
como el arma preferida del equipo rojo. Con Otálvaro en buen nivel y con Roa,
que juega bien siempre, hay amplitud y vértigo. Aunque Peluso frunce el ceño
porque la banda se desprotege, en ataque le saca una sonrisa: Roa- Otálvaro -Quiñones es una sociedad feliz y peligrosa.
Además, ayer Daryon Mosquera también alzó la mano para
proponer en ataque, logrando que Omar Pérez y los interiores Seijas y Salazar
siempre tuvieran opciones de pase, que el Cúcuta tuviera que preocuparse por
todos los sectores de la cancha; y en definitiva, que el tempo del equipo rojo
fluya y se haga más sólido.
Porque se busca vértigo también a la hora de defender. Y en
eso también se mejoró: Salazar, Roa y Seijas rompen para recuperar, asfixiando
al rival y ganando la mitad de la cancha. Omar Pérez se desplaza con
inteligencia, pero siempre con la idea de de ayudar al al equipo a recuperar el
balón y a cubrir los espacios en defensa. El equipo logra recordar que venir a
Bogotá, en el frío y en la altura, debe ser un infierno.
Un Cúcuta
sorprendentemente pobre, que plantó un 4 2 3 1 sin plan, favoreció a que Santa
Fe mostrará su mejor cara y dominará el partido de comienzo a fin. Al minuto 12
llegó la primera opción, gracias al desiquilibrio de Quiñones, que de afuera
para adentro se hace impredecible y que filtró un balón que por poco define
Morelo. Luego, al 20, se abrió el placard gracias a un córner envenenado de Omar
que terminó en autogol. Desde ahí, desde el minuto 20, sólo hubo un equipo en
la cancha.
Salazar se plantó como único volante de recuperación, Pérez
Seijas y Roa en la segunda línea y Quiñones y Morelo rompiendo en ataque.
Interesante 4 1 3 2 para atacar. Omar Y Seijas ejercen de
organizadores/lanzadores mientras Roa, Mosquera, Quiñones, Morelo y Otálvaro rompen
para atacar. Se busca que los ataques no cuenten con menos de 5 hombres, se reduce el desgaste de Pérez, y la movilidad en el último cuarto de cancha,
el abanico de opciones de pase, potencian su lucidez. Cuando el equipo funciona para Omar obtiene dividendos. Es el jefe, el director.
Y así, con la vitalidad que le da a este equipo hacerse dueño
del balón, Bogotá se hace un infierno. Al Cúcuta se le abrían huecos por todas
partes y luego del segundo gol a balón parado de Pérez y tacón de Arrechea,
terminó de desmoronarse. Y Santa Fe, feliz en su tempo, se proponía golear.
Salazar se afianzó en su rol de eje de la mitad del campo -logrando la
omnipresencia a la que acostumbró Torres-, Omar Pérez lo hizo todo bien, Roa
dio rienda suelta a su intensidad, Seijas se vio cómodo como generador de juego sin
tener que ser él el que rompe, subió Mosquera, propuso Otálvaro y Morelo y Quiñones satisfechos recibiendo
muchos balones al pie. Así acabó el primer tiempo.
Para la segunda parte, sin variantes, la orden fue salir a
culminar el partido. Al minuto 53, Otálvaro se desdobla, pase de la muerte y gol
de Morelo. Orden cumplida. Adiós partido, 37 minutos de trámite.
37 minutos en los que Santa Fe priorizó la circulación del
balón y se relajó. Aunque el Cúcuta nunca reaccionó, aunque su propuesta fue
verdaderamente pobre, se dejó en evidencia que para el funcionamiento ideal de
Santa Fe se requiere mucho despliegue y desgaste. Peluso tendrá que ser muy
hábil para rotar el equipo, para controlar los tiempos en cada juego. Vértigo
significa correr, correr y correr. La plantilla no es muy amplia y éste será un punto a
tomar en cuenta.
Con el adormecimiento del partido el equipo visitante logró
aproximarse aprovechando las espaldas de los laterales de Santa Fe. Tanto
Otálvaro (y Anchico) como Mosquera, se sienten muy cómodos cuando Santa Fe
tiene la iniciativa, cuando deben atacar y no defender. Pero cuando el equipo
rival logra filtrarles pases y ponerlos mano a mano, llegan los dolores de cabeza. Santa Fe tiene dos tareas: lograr mantener la
intensidad por más tiempo, y mejorar en defensa por las bandas, especial trabajo
con Dayron Mosquera, que defendiendo sufre a chorros.
El 4 y el 5 gol, de Borja (que entró por Morelo) y de
Quiñones vinieron por inercia. Mientras Cúcuta padecía, Santa Fe se regulaba, refugiándose
en Omar Pérez y su puñal para poner mano a mano a extremos y delanteros. Pitazo
final, 5 goles para el placard, 3 partidos 3 triunfos, 10 goles a favor 0 en
contra. No es para emborracharse, pues ni Equidad ni Cúcuta han puesto
resistencia, pero el equipo rojo sí puede dormir tranquilo. A pocos les queda
duda de que va a ser protagonista, y que en la búsqueda de su tempo, de su
ritmo, de su idea, va un paso adelante que la gran mayoría.
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