sábado, 15 de agosto de 2015

La caricatura del campeón

 Por: Sebastián Nohra
Twitter: @sebastiannohra



Podrá reprochársele a Luis Enrique que subestimo al Bilbao. Que sin Mikel Riko, Iturraspe, Williams y Munain, pensó que el Barca podía pasar agachado por la Catedrál y llevarse a Barcelona un buen resultado. Y rematar la eliminatoria con el equipo titular en el Camp Nou. No esperaba un Athletic tan homogéneo, ya que la pretemporada es para todos. Hubo un error de cálculo y la paliza fue monumental.

A favor de Luis Enrique, habrá que decir dos cosas: la primera, que su política de rotaciones no es un experimento. Fue la base metodológica que permitió que el once de gala llegara con el turbo en la frente a final de temporada. Y así, alzar el triplete con autoridad y buen juego. La segunda, que el calendario de estas semanas ha sido realmente inclemente y la administración de esfuerzos era una obligación y no un lujo (120 minutos en Georgia, a los tres días partido en San Mamés, a los tres días partido en el Camp Nou y debut en liga otra vez en San Mamés).

De ese modo, el técnico le dio descanso a cinco jugadores y ubicó a Sergi Roberto y Rafihna de interiores, Adriano de lateral izquierdo, Pedro de extremo y Vermaelen de central. 4-3-3. Los de Valverde, propusieron dos lineas de cuatro bien juntas y coordinadas. Eraso de media punta hostigando todo el partido la salida de balón de Mascherano y Aduriz en punta. Perdón, Don Aduriz.

Después de la demostración de poder de la final de Copa del Rey, el Bilbao salió cauto a observar que hacia el Barcelona. A los siete minutos, los leones notaron la descoordinación y falta de ritmo del Barca y se vio entonces, hasta los 90, a un equipo combativo, intenso y certero. Adelantaron veinte metros las lineas y cuando el balón lo tenían Sergi Roberto o Rafihna era cuando mas presionaban. Es evidente que se espera una diferencia con el juego de Iniesta y Rakitic, pero la actuación de los canteranos fue de dos puntos.

Los de Luis Enrique, iban dos cambios por debajo de los de Valverde. No había manera de elaborar  una salida limpia. Hasta que una temeridad de Ter Stegen, permitió el buen control y el Golazo de San José. 1-0. Alves y Adriano no oxigenaban, Bartra y Vermaelen no podían sacar el balón limpio, todo lo que tocaba Rafihna lo perdía, Sergi Roberto en su papel de siempre: testimonial e intrascendente. Pedro era lo más interesante, Suárez ahogado entre los centrales y Messi demasiado vigilado.

El Barca no creó peligro hasta el último minuto del primer tiempo. Tiro libre de Messi que Iraizoz descolgó del ángulo. En el segundo tiempo, la estela de cada equipo se pronunció mucho más. Un equipo que presionaba en conjunto, con orden y mucho ritmo, que terminaba las jugadas y que sabía que a su punta con una le iba a bastar. Y otro equipo, desconocido, palido, confundido.

Hubo cinco minutos que pudieron cambiar todo, un tiro al palo de Pedro y una buena combinación de Suárez y Messi que salvó Iraizoz. Después de aquella rafaga, el Bilbao siguió insistiendo en su plan, desgranando minuto a minuto a la caricatura del campeón. Con la licencia del Alves de hace dos años, llegó un centro a la medida de Aduriz. Al fondo. 2-0.

Entraron Rakitic e Iniesta por Sergi Roberto y Rafihna y el partido no cambió mucho. Vino después, una jugada con errores en cadena de Adriano, Alves y Bartra y Aduriz definió muy bien, 3-0. Inmediatamente llegó el penalti que sentenció el partido y casi la eliminatoria.

Que nadie piense que fue una cuestión de actitud. Faltaron piernas por un lado y sobraron por el otro. Hubo un equipo que abandonó la tensión competitiva de hace dos meses. El partido del Athletic fue redondo; en lo táctico, lo físico y en las áreas. Fue una victoria incontestable. De esas que moralizan. Luis Enrique tiene mucho trabajo. Mas allá de la exigencia y la dificultad del calendario, recibir ocho goles en dos finales no es excusa.

El equipo que defenderá todos los títulos, no puede diferenciarse tanto de su molde. Lo de ayer fue una caricatura del Barcelona. Veremos si el lunes, logran cambiar la imagen y poner nerviosos a la jauría de leones de Valverde. No olvidemos, con Messi todo es posible.


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