Por: Sebastián Pachón
Se está
volviendo habitual la presencia de dos personalidades en Boca Juniors, y
empieza a preocupar. Por un lado aparece la personalidad ofensiva, atrevida,
picante, capaz de vulnerar cualquier defensa del fútbol argentino; por otro
lado, aparece la personalidad defensiva, tímida, frágil, capaz de ser vulnerada
por cualquier ataque del fútbol argentino.
El rival de turno era Godoy Cruz de
Mendoza, que visitaba La Bombonera con la ilusión de cortar una racha de cuatro
partidos sin ganar. Gabriel Heinze, Director Técnico del equipo mendocino, puso
en cancha un equipo corto y combativo, esquema 4-2-3-1, dispuesto a salir de
contra tan pronto su rival liberara algunos espacios. Arruabarrena presentó un
único cambio respecto al equipo que venció a Arsenal de Sarandí la semana
anterior: hizo ingresar a Marcelo Meli por el suspendido Pablo Pérez.
Tan pronto Saúl Laverni dio el pitazo
inicial Boca impuso sus condiciones, adueñándose de la pelota y metiendo a
Godoy Cruz contra su arco. La balanza se inclinó a favor del local, que generó
varias situaciones de gol durante los primeros minutos pero que no pudieron
materializarse por las buenas respuestas del arquero Rey. Los mendocinos
parecieron tomar un segundo aire tras soportar las múltiples embestidas del ‘Xeneize’,
se aplomaron en el campo y empezaron a salir del asedio en que se encontraban.
Los malos retrocesos y las equivocaciones
defensivas de Boca fueron la inyección anímica que Godoy Cruz necesitaba. Los
dirigidos por Heinze entendieron que la solidez en ataque mostrada por el local
no tenía nada que ver con la desprolijidad mostrada en defensa, y que si se
animaban a atacar tenían claras oportunidades de ponerse en ventaja. Fue así
como el partido entró en una zona de “golpe por golpe”, atractiva para los
espectadores pues las oportunidades de gol llegaban por parte de ambos
conjuntos. Mientras Boca atacaba por el medio y por zona derecha, Godoy Cruz lo
hacía doblando a Colazo con la sociedad Giménez - Garro.
La falta de puntería parecía ser la única responsable
del 0-0 en el marcador. Finalmente, en el minuto 38 de la primera parte, Boca
hizo uso de un aliado importante en los últimos tiempos: la pelota quieta. Una
pincelada de Tévez, quien enganchó entre cuatro defensores y luego fue
derribado, terminó en una falta que el ‘Apache’ mismo se encargaría de
ejecutar. Un centro potente al corazón del área fue impactado por la cabeza
Marcelo Meli, quien cambió la trayectoria del balón y venció al arquero Rey
para el 1-0. Tras la ventaja Boca pareció animarse, pero no tuvo tiempo
suficiente pues finalizó la primera mitad.
Para la segunda parte ninguno de los
equipos presentó cambios, parecían cómodos con la situación pues Boca estaba en
ventaja y Godoy Cruz estaba en capacidad de empatarlo por las facilidades que
su rival le daba en defensa. El “golpe por golpe” se mantuvo durante algunos
minutos, el ritmo era intenso pero las oportunidades de gol escaseaban.
Arruabarrena, en una decisión acertada, quiso desacelerar el ritmo del partido
y, tras cumplir la primera hora de partido, realizó un cambio habitual: ordenó
el ingreso de Lodeiro por Palacios, buscando más protagonismo en el medio campo
y adelantando a Tévez unos metros para acompañar a Calleri en la delantera. El
‘Tomba’ no modificó su idea ante el movimiento del Vasco, continuó atacando
pero lo hacía con menos profundidad que en la primera parte.
En el minuto 66 una buena jugada colectiva
de Boca iba a mover nuevamente el marcador. Tras recibir un pase filtrado de
Colazo, Erbes entró al área rival y fue derribado burdamente por Jérez Silva,
volante central de la visita. Laverni no dudó en decretar un penal que Carlos
Tévez transformaría en gol. 2-0 y parecía definirse la historia.
Esta vez el ingreso de Lodeiro no le dio
claridad a Boca en los últimos metros, pero sí le permitió conseguir más
posesión de pelota que su rival y hacer que los ataques de Godoy Cruz
disminuyeran con el paso de los minutos. El partido se enfrió, como la noche en
Buenos Aires, pues entró en un ritmo monótono donde Boca no llegaba con peligro
al arco rival -ya tenía una ventaja cómoda- y Godoy Cruz no atacaba porque no
tenía control de la pelota. En definitiva al encuentro le sobraron los 24
minutos que transcurrieron desde el gol de Tévez, pues los equipos no se
hicieron daño y simplemente esperaron hasta que llegara el minuto 90.
Nueva victoria para el Boca de
Arruabarrena, quien no parece demasiado preocupado por la pálida imagen que dan
sus dirigidos en defensa pues los atacantes siguen respondiendo con goles. El
próximo sábado, ante Gimnasia y Esgrima La Plata, veremos con qué imagen de
Boca nos encontraremos: la del sólido atacante,
la del tímido defensor, o esa mezcla preocupante de los dos.
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