viernes, 21 de agosto de 2015

Millonarios: sin batuta ni actitud, volvió a ceder puntos en casa

Por: Diego Loaiza G.
Twitter: @loaizadiego

Sucedió lo mismo que hace seis meses cuando el cuadro ‘embajador’ visitó al Cali en Palmaseca. Esta vez el resultado fue diferente, fue un empate, el escenario también fue distinto, El Campín, pero las sensaciones fueron las mismas, un equipo sin actitud, sin dinámica y con un técnico que no encuentra variantes para cambiar el rumbo de los partidos. 

Millonarios no termina de arrancar en la presente Liga por varias razones que se vieron expuestas el pasado miércoles en Bogotá frente al onceno vallecaucano. 

La primera de ellas es porque su entrenador parece no tener mano dura, parece que no leyera bien los partidos, y parece, no me consta, que no estudia a los rivales. Es blando con sus jugadores porque después de ese pésimo primer tiempo, en el camerino, los hinchas se quedaron esperando un cambio de actitud como resultado de un regaño, de una motivación, de algo. No fue así. No lee bien los partidos porque Mayer, desde el minuto 60, se escondió, se metió a jugar a lado de los centrales y se perdió, dejó de producir fútbol. No lo sacó. Y no mira los partidos de los rivales porque el cuadro azul se la puso fácil al rival, dejó el camino expedito para los contragolpes de los ‘azucareros’, solo basta con ver la estadística, 9 opciones claras de gol del visitante frente a 2 del local. 

Y también tienen su parte los jugadores porque varios de ellos no encuentran su nivel. Claro que se supone que para eso está el técnico, para detectar esos momentos y meterle mano al equipo, cambiar sus fichas. Los únicos que se salvan, que pasan raspando el examen luego del juego del miércoles, son Cadavid, Machado, y el de siempre, Vikonis. De resto, fue una presentación pobre de Candelo, Rangel, Maxi, Lewis, Robayo y malo lo de Macallister Silva, que ni creó, ni quitó, mucho lujo pero poca producción. De los juveniles, Díaz es un buen central, le falta experiencia pero cumplió y Villarreal necesita ritmo de competencia, que no tiene, para poder evaluarlo. 

Puede que los jugadores no estuvieran en su mejor noche, pero lo que no se negocia es la actitud, y frente al Cali hizo falta mucho de eso. Y es que los ‘embajadores’ arrancaron con todo el juego, parecía que habrían recobrado la memoria y hacían ver mal al vigente campeón del fútbol colombiano. Tanto así, que a los 8 minutos ya ganaban 1-0 gracias a una ‘iluminación’ de Robayo, que entró al área, dribló al defensor, tiró el centro atrás y allí estaba Rangel para poner la punta del zapato y empujarla al fondo. Los 12 mil hinchas que se acercaron al estadio El Campín saltaban de alegría y se frotaban los ojos, pues su equipo parecía jugar un partido perfecto. Pero todo fue un espejismo, los locales se conformaron, no mantuvieron el ritmo y el Cali, con un paso cansino, empezó a complicar a la defensa ‘albiazul’. 

Además, el conjunto visitante ganaba la pulseada en el medio campo y por eso comenzó a inquietar el arco de Vikonis. Ganaba porque el equipo se demora una eternidad en llevar el balón a campo contrario y porque Silva desde hace rato no está, entrega muy mal la pelota, no produce y camina la cancha. Los superaba porque Mayer jugaba lejos de los delanteros y los buscaba con pelotazos. Perdían porque con las corridas locas de Robayo y lo que pone, no basta, y porque Villarreal necesita jugar, jugar y jugar para estar a punto. Además, al volante central de los locales le ‘tocó bailar con la más fea’, Roa, un crack joven, lleno de vitalidad y muy práctico. 

Producto de esa pulseada que ganaba el Cali, llegaron los anuncios y el empate. Cuando los dirigidos por ‘Pecoso’ Castro decidieron acelerar hicieron ver desastrosa a la defensa azul, que tanto extraña a Román Torres. Después de una de esas aceleraciones y el posterior error de la zaga, Preciado avisó: pelota al palo. Y minutos más tarde, el mismo Preciado finalizó de manera magistral una mala entrega del balón por parte de los locales, situación constante y común por estos días en las toldas azules’. 1-1 y si el cuadro vallecaucano hubiese tenido puntería, estábamos hablando de otra goleada estrepitosa. 

Llegó el intermedio y una opción más para Lunari, de las tantas que ha tenido, para demostrar su capacidad como DT. Sus dirigidos jugaban mal y sin actitud, era el momento de un regaño, de increparlos, algo que los hiciera reaccionar. Su equipo jugaba lento, sin dinámica, sin ‘alma’. Además, usaban una única fórmula para atacar, abrir a Maxi por la derecha y centrar para buscar el cabezazo de Rangel. No fue así, fue más de lo mismo para la segunda etapa. 

Cali esperaba, contragolpeaba y desperdiciaba opciones para ganar el partido. Millonarios sucumbía en sus intentos, porque no sacaba la pelota clara desde el fondo, por eso abusaba de la pelota aérea buscando al ‘gigante’ de Maxi Núñez y cuando salía por izquierda con Machado, el lateral no encontraba un socio para jugar un ritmo diferente, más veloz. 

El reloj corría, Millonarios deambulaba la cancha y llegó el cambio que sorprendió a todos. Agudelo por Lewis, de vergonzoso partido sobre todo por la entrega de la pelota, porque no pareció el mismo, no fue al fondo, no tiró centros, nunca generó peligro por su banda. El equipo pasó a jugar con 3 delanteros, dos abiertos y el nueve, pero la pelota nunca les llegó porque Mayer se perdió y Lunari fue incapaz de darse cuenta de que el tiempo del ‘10’ en la cancha había terminado hace rato. 

En defensa se suponía que jugaría con 3 centrales, Cadavid, Díaz y Machado, pero el lateral se resistía a no pasar al ataque. El escenario fue perfecto para los contraataques del Cali, pero una vez más Vikonis se vistió de héroe y le puso cerrojo a su arco en la segunda etapa. Luego entró Rendón por Silva, al que le vendrían bien un par de partidos por fuera del once titular para ver si se pellizca y despierta del letargo, para que recupere la memoria. Y Rendón entró a lo mismo de Ochoa, a jugar como lateral y a entregar mal la pelota. Con ese panorama, fatídico para los locales y de desperdició para los visitantes, se consumió el encuentro. 

El cuadro bogotano no encuentra el rumbo, ni el juego, ni las variantes para reaccionar y empezar a conseguir victorias. Tiene 7 puntos de 18 posibles, una producción del 38%...juzguen ustedes. En la próxima fecha visita a La Equidad en Techo y será una nueva oportunidad para Lunari y sus dirigidos, que tienen un partido menos, aplazado vs Tolima, y ganando ese encuentro podrían estar en la sexta posición de la tabla, con 10 unidades. Por ahora, marcha en casilla once. 

PD: qué pasa con Hárrison Otálvaro, Omar Vásquez y Elkin Blanco? En estos momentos, en que el nivel es muy bajo en algunos jugadores, no valdría una oportunidad para estos tres?

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