Twitter: @loaizadiego
Sucedió
lo mismo que hace seis meses cuando el cuadro ‘embajador’ visitó al
Cali en Palmaseca. Esta vez el resultado fue diferente, fue un empate,
el escenario también fue distinto, El Campín, pero las sensaciones
fueron las mismas, un equipo sin actitud, sin dinámica y con un técnico
que no encuentra variantes para cambiar el rumbo de los partidos.
Millonarios
no termina de arrancar en la presente Liga por varias razones que se
vieron expuestas el pasado miércoles en Bogotá frente al onceno
vallecaucano.
La primera de ellas es porque su entrenador parece
no tener mano dura, parece que no leyera bien los partidos, y parece,
no me consta, que no estudia a los rivales. Es blando con sus jugadores
porque después de ese pésimo primer tiempo, en el camerino, los hinchas
se quedaron esperando un cambio de actitud como resultado de un regaño,
de una motivación, de algo. No fue así. No lee bien los partidos porque
Mayer, desde el minuto 60, se escondió, se metió a jugar a lado de los
centrales y se perdió, dejó de producir fútbol. No lo sacó. Y no mira
los partidos de los rivales porque el cuadro azul se la puso fácil al
rival, dejó el camino expedito para los contragolpes de los
‘azucareros’, solo basta con ver la estadística, 9 opciones claras de
gol del visitante frente a 2 del local.
Y también tienen su parte
los jugadores porque varios de ellos no encuentran su nivel. Claro que
se supone que para eso está el técnico, para detectar esos momentos y
meterle mano al equipo, cambiar sus fichas. Los únicos que se salvan,
que pasan raspando el examen luego del juego del miércoles, son Cadavid,
Machado, y el de siempre, Vikonis. De resto, fue una presentación pobre
de Candelo, Rangel, Maxi, Lewis, Robayo y malo lo de Macallister Silva,
que ni creó, ni quitó, mucho lujo pero poca producción. De los
juveniles, Díaz es un buen central, le falta experiencia pero cumplió y
Villarreal necesita ritmo de competencia, que no tiene, para poder
evaluarlo.
Puede que los jugadores no estuvieran en su mejor
noche, pero lo que no se negocia es la actitud, y frente al Cali hizo
falta mucho de eso. Y es que los ‘embajadores’ arrancaron con todo el
juego, parecía que habrían recobrado la memoria y hacían ver mal al
vigente campeón del fútbol colombiano. Tanto así, que a los 8 minutos ya
ganaban 1-0 gracias a una ‘iluminación’ de Robayo, que entró al área,
dribló al defensor, tiró el centro atrás y allí estaba Rangel para poner
la punta del zapato y empujarla al fondo. Los 12 mil hinchas que se
acercaron al estadio El Campín saltaban de alegría y se frotaban los
ojos, pues su equipo parecía jugar un partido perfecto. Pero todo fue un
espejismo, los locales se conformaron, no mantuvieron el ritmo y el
Cali, con un paso cansino, empezó a complicar a la defensa ‘albiazul’.
Además,
el conjunto visitante ganaba la pulseada en el medio campo y por eso
comenzó a inquietar el arco de Vikonis. Ganaba porque el equipo se
demora una eternidad en llevar el balón a campo contrario y porque Silva
desde hace rato no está, entrega muy mal la pelota, no produce y camina
la cancha. Los superaba porque Mayer jugaba lejos de los delanteros y
los buscaba con pelotazos. Perdían porque con las corridas locas de
Robayo y lo que pone, no basta, y porque Villarreal necesita jugar,
jugar y jugar para estar a punto. Además, al volante central de los
locales le ‘tocó bailar con la más fea’, Roa, un crack joven, lleno de
vitalidad y muy práctico.
Producto de esa pulseada que ganaba el
Cali, llegaron los anuncios y el empate. Cuando los dirigidos por
‘Pecoso’ Castro decidieron acelerar hicieron ver desastrosa a la defensa
azul, que tanto extraña a Román Torres. Después de una de esas
aceleraciones y el posterior error de la zaga, Preciado avisó: pelota al
palo. Y minutos más tarde, el mismo Preciado finalizó de manera
magistral una mala entrega del balón por parte de los locales, situación
constante y común por estos días en las toldas azules’. 1-1 y si el
cuadro vallecaucano hubiese tenido puntería, estábamos hablando de otra
goleada estrepitosa.
Llegó el intermedio y una opción más para
Lunari, de las tantas que ha tenido, para demostrar su capacidad como
DT. Sus dirigidos jugaban mal y sin actitud, era el momento de un
regaño, de increparlos, algo que los hiciera reaccionar. Su equipo
jugaba lento, sin dinámica, sin ‘alma’. Además, usaban una única fórmula
para atacar, abrir a Maxi por la derecha y centrar para buscar el
cabezazo de Rangel. No fue así, fue más de lo mismo para la segunda
etapa.
Cali esperaba, contragolpeaba y desperdiciaba opciones
para ganar el partido. Millonarios sucumbía en sus intentos, porque no
sacaba la pelota clara desde el fondo, por eso abusaba de la pelota
aérea buscando al ‘gigante’ de Maxi Núñez y cuando salía por izquierda
con Machado, el lateral no encontraba un socio para jugar un ritmo
diferente, más veloz.
El reloj corría, Millonarios deambulaba la
cancha y llegó el cambio que sorprendió a todos. Agudelo por Lewis, de
vergonzoso partido sobre todo por la entrega de la pelota, porque no
pareció el mismo, no fue al fondo, no tiró centros, nunca generó peligro
por su banda. El equipo pasó a jugar con 3 delanteros, dos abiertos y
el nueve, pero la pelota nunca les llegó porque Mayer se perdió y Lunari
fue incapaz de darse cuenta de que el tiempo del ‘10’ en la cancha
había terminado hace rato.
En defensa se suponía que jugaría con 3
centrales, Cadavid, Díaz y Machado, pero el lateral se resistía a no
pasar al ataque. El escenario fue perfecto para los contraataques del
Cali, pero una vez más Vikonis se vistió de héroe y le puso cerrojo a su
arco en la segunda etapa. Luego entró Rendón por Silva, al que le
vendrían bien un par de partidos por fuera del once titular para ver si
se pellizca y despierta del letargo, para que recupere la memoria. Y
Rendón entró a lo mismo de Ochoa, a jugar como lateral y a entregar mal
la pelota. Con ese panorama, fatídico para los locales y de desperdició
para los visitantes, se consumió el encuentro.
El cuadro bogotano
no encuentra el rumbo, ni el juego, ni las variantes para reaccionar y
empezar a conseguir victorias. Tiene 7 puntos de 18 posibles, una
producción del 38%...juzguen ustedes. En la próxima fecha visita a La
Equidad en Techo y será una nueva oportunidad para Lunari y sus
dirigidos, que tienen un partido menos, aplazado vs Tolima, y ganando
ese encuentro podrían estar en la sexta posición de la tabla, con 10
unidades. Por ahora, marcha en casilla once.
PD: qué pasa con
Hárrison Otálvaro, Omar Vásquez y Elkin Blanco? En estos momentos, en
que el nivel es muy bajo en algunos jugadores, no valdría una
oportunidad para estos tres?
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