jueves, 20 de agosto de 2015

Y si Macnelly no está, ¿qué hacemos?



























Por: Martín Lleras Jacobsen 
Twitter: @martinlleja

El partido arrancó con sorpresa. A los tres minutos, cuando los jugadores apenas se estaban ubicando en la cancha, un cobro a riesgo provocó un error de la última línea de Nacional y el lateral izquierdo, Nelino Tapia, aprovechó para quedar mano a mano con Camilo Vargas. El arquero bogotano salió en falso y rozó al jugador de Uniautónoma, que, con la viveza que exige el fútbol suramericano, se dejó caer. Penalti y gol, un gol que rompió la imbatibilidad de Nacional en Liga Águila. Ni en sus más plácidos sueños pensaba Giovanni Hernández en la posibilidad de adelantarse en el marcador a los cinco minutos. Si para los de Hernández el 0-0 ya era ganancia suficiente, el 1-0 de arranque legitimaba aún más el planteamiento cauteloso del colero de la tabla.  

Nacional, en cambio, viajó a Barranquilla con la obligación de ganar y reafirmar lo mostrado frente al Pasto. Reinaldo Rueda salió con un once casi idéntico al que jugó hace dos semanas en Medellín, siendo la única variante la vuelta de Bocanegra al lateral derecho. La consigna ofensiva también fue la misma que frente al Pasto: apropiarse de la posesión y buscar a Macnelly Torres detrás de los volantes de contención rivales. El primer marcador adverso en lo que va de la Liga, en principio, no parecía ser capaz de derrumbar ni la paciencia ni el orden defensivo, los dos valores fundamentales de este -ya no tan nuevo- Nacional.

El planteamiento de Uniautónoma, sin embargo, no fue el del Pasto. Hernández, que con seguridad se repitió el partido contra Pasto un par de veces, pobló la mitad de la cancha con cinco volantes obligados a pasar siempre la línea del balón y le asignó a José “El Ringo” Amaya la tarea de referenciar permanentemente a Torres. De esta manera, el técnico vallecaucano logró entorpecer el juego interior de los paisas y le impidió a Macnelly recibir el balón en tres cuartos de cancha, zona desde la cual el volante barranquillero aniquiló a los pastusos.

A diferencia de los partidos anteriores, en los que los laterales eran cautelosos y una salida simultánea era impensable, ayer, Bocanegra y Díaz mostraron una mayor iniciativa ofensiva. Sin embargo, aunque ambos se ofrecieron más, sus compañeros escasamente supieron hacerlos participes del juego ofensivo. Es claro que el circuito natural de ataque de Nacional es por adentro y esto, en partidos como el de ayer, se presenta como una gran limitación.  Con el juego interior bloqueado y sin la precisión habitual de Bernal y Mejía, Nacional se vio obligado a recurrir al pelotazo y a la media distancia. De hecho, el gol del empate, en el minuto 30, llegó desde lejos por medio de un misil de Bernal contra el que nada pudo hacer el arquero López. Un golazo de otro partido que le traía tranquilidad a Nacional.

Ya con el partido empatado, en el segundo tiempo esperábamos a un Nacional más tranquilo, capaz de, a punta de paciencia, perforar la trinchera de una Universidad Autónoma conformada y cautelosa. No obstante, Nacional se llevó una sorpresa. Uniautónoma, aunque cautelosa y precavida, fue veloz en sus transiciones defensa-ataque, aprovechó las desatenciones de una defensa desorganizada y, de no ser porque estuvo imprecisa en la definición, en los primeros treinta minutos del segundo tiempo, pudo haber ampliado el marcador.

Lo mejorcito de Nacional se vio en el ocaso del partido. En el minuto 75, cuando Uniautónoma se empezaba a conformar con el empate, Rueda hizo algo que desde su llegada a Medellín no se le había visto hacer. Ante la falta  de gol  sacrificó el orden por el vértigo  sacando a Mejía, un volante de marca, y dándole ingreso a Luis Carlos Ruiz, un delantero. El cambio táctico dio resultado, pues a partir de ahí Nacional inclinó la cancha a su favor. El recién ingresado Ruiz se tiró por izquierda, Guerra –que había entrado por Berrio- pasó a jugar de enganche y Macnelly se retrasó unos metros para ganar espacio y poder buscar en largo a Duque y a Chará, que en los últimos minutos se perdió dos opciones clarísimas. Nacional lo intentó, pero no fue suficiente y el partido terminó en tablas.  

El empate, claramente, no es un resultado favorable para Nacional. El partido dejó en el aire el liderato y, además, puso en entredicho su versatilidad ofensiva. Si Macnelly no está en su día, entonces las variables ofensivas se reducen a la media distancia y no mucho más. ¿Qué pasa con el juego exterior?, ¿por qué no es una opción? Imposible no hacerse estas preguntas, sobre todo si en la nómina hay jugadores como Bocanegra, que, con Osorio, nos tenían acostumbrados a cabalgar incansablemente por las bandas.

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