lunes, 7 de septiembre de 2015

Empate amargo pero justo.


 Por: Juan Francisco García
@jfgarcia2809


Estrenarse en un clásico no es fácil. Israel fue audaz y plantó un equipo compacto, con 5 volantes,  pensado para no regalar un metro. Decidió sentar a Rangel y a Robayo para formar 4 2 3 1 con Elkin Blanco acompañando a Fabián Vargas en la primera línea de la mitad, luego  Mayer por el centro, Núñez por derecha, Silva por izquierda y como punta Agudelo.

El principio del Dt debutante fue “defiendo luego ataco”. Mayer y  Agudelo como  la primera línea de presión, luego asfixiaban Núñez y Silva, y Vargas y  Blanco vigilaban las espaldas. Fue un planteamiento cerrado, sí, pero que desde el inicio dejó ver un plan para herir a Santa Fe: posesiones largas, sin afán, aprovechando la supremacía en la mitad, Silva, Mayer y Vargas como lanzadores y Nuñez y Agudelo buscando el espacio.  

Santa Fe, gracias a la fecha FIFA,  no podía contar  con Seijas, Meza, Cummings  y Angulo, titulares habituales. Entonces formó un 4 4 2: Urrego remplazó a Meza, Villarraga a Cummings como lateral izquierdo, Seijas fue remplazado por Salazar y Angulo por Quiñones.

Sin lanzadores ni jugadores de armado, la intención fue apostar por el vértigo: Roa como mixto por derecha, Anchico por izquierda y  en punta Quiñones y Morelo,  con libertad para buscar el espacio, para recoger la pelota en la mitad, para encarar siempre. Por primera vez en la temporada jugaron Salazar y Gordillo como volantes centrales, con la orden de ser el puente veloz entre la primera línea y los delanteros.

El partido empezó con ímpetu. Millonarios asfixiaba a Santa Fe y cuando le robaba la pelota se la escondía, la tenía con criterio y tanto Nuñez como Agudelo se veían vitales y peligrosos. Mayer, aunque siempre debía pasar la línea de la pelota y conformar el bloque de 5 hombres en la mitad, era el faro de los ataques de su club. Está bien físicamente,  logró cumplir en defensa y en ataque fue lúcido para filtrar balones a los siempre buscados Nuñez y Agudelo.

Santa Fe también puso ímpetu. Aceptó el pulso en la mitad y buscó hacerse del balón con el despliegue que le aseguran Roa, Gordillo y Salazar, más la sapiencia de Anchico para estar siempre bien ubicado.  La primera media hora fue intensa, cada equipo logró usar sus armas: Santa Fe sufrió a Nuñez y a Agudelo mientras Morelo y Quiñones cabalgaron solos pero peligrosos el primer cuarto de cancha azul. Los de Peluso jugaban un partido extraño, perseguían el balón, les costaba sangre atacar en bloque, juntar circuitos,  pero la virtud de Quiñones y de Morelo para desequilibrar a gambeta y velocidad le hacía creer que en cualquier momento llegaría el gol. Millonarios no atacaba con volumen,  su paciencia en la mitad se confundía con letargo, pero la capacidad de encontrar el espacio de Nuñez y de Agudelo entreabrían la puerta al gol.

Hasta los últimos 15 minutos fue un partido golpe a golpe, emotivo, que dejó atajadas para repetir de Vikonis y de Castellanos y en el que un Millonarios nuevo le jugó de igual a igual a un Santa Fe pragmático pero desnaturalizado, con dos fieras adelante y poco más. Del 30 al 45 hubo un pantano de orden táctico y poca creatividad;  ya no hubo más filtros a Morelo ni a Quiñones; Agudelo huérfano en punta,  Mayer con menos intensidad para lograr espacios en ataque y en la mitad una guerra entre Vargas, Blanco y Silva vs Salazar, Roa y Gordillo.  El partido se hizo clásico.

Para el segundo tiempo no hubo cambios ni en hombres ni en disposición táctica. Rojos y azules mantuvieron su plan,  ahora conociéndose mejor. En Santa Fe se exacerbó la perdida de la pelota en salida, con un  Salazar especialmente errático,  Anchico y Roa sellaron un mal partido, en el que estuvieron para defender y no para atacar; la esperanza roja siguió  estando en  Morelo y Quiñones, siempre frescos, siempre astutos, siempre peligrosos. Millonarios, con una mitad  cansada, se resignó a mantener el orden, su ataque se hizo aun más solitario, Villarraga ajustó a Nuñez y Agudelo debía sufrir contra Urrego y Mina.

El partido se hizo denso y Santa Fe, con un Peluso reacio a los cambios, se enfrascó en ser  un equipo luchador pero sin talento, incapaz de superar al compacto nuevo Millonarios. Faltando 30 minutos,  Israel apostó por Insúa y Robayo, terminando el partido de Mayer y de  Silva. Cambiaron los hombres pero no el funcionamiento: Robayo debía mantener el equilibrio e Insúa filtrar balones a  Nuñez y Agudelo, que por cansancio fue remplazado por Rángel.

Fue un segundo tiempo pálido, en el que  sin embargo,  Vikonis y Castellanos estuvieron de aplaudir. Al 80 Peluso se acordó de los suplentes y buscó romper con Darío Rodriguez por izquierda, remplazando al peor Roa de la temporada. El suplente entró bien al clásico  y al minuto de ingreso le entregó una pared a Quiñones que entrando al área, encaró al  vulnerable Henríquez, que le hizo penal. Morelo lo cambió por gol y a falta de 10 minutos Santa Fe ganaba sin merecerlo. Los hinchas azules aun le buscaban explicación al gol perdido por Robayo minutos atrás, que será primero en el no top 10.

Entró Borja por Morelo, para aguantar el balón arriba y cerrar el negocio.  Millonarios veía escapar un partido que había trabajado con inteligencia. Hasta que un pelotazo al ingresado Rángel que terminó en penal convertido por Insúa puso las cosas en su lugar. Santa Fe, sin talento ni solidez defensiva, no merecía llevarse los tres puntos y el nuevo Millonarios, aunque deberá seguir mejorando, no estaba para perder. Al final fue un uno a uno amargo pero justo. Peluso querrá que la fecha Fifa pase rápido.


1 comentario:

  1. Que chevere encontrar análisis deportivo sensato tranquilo, sin destrozar a los equipos ni mala intención, tampoco fanatismo... es el análisis que al futbolero le arregla el lunes. enhorabuena por estos artículos que merecen mas que ese anáilis asqueroso de Vanemerak, Cassale, Ivan mejia y demas ratas del periodismo colombiano muy falto de analisis.
    Muchachos saludos.

    Vamos León.

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