miércoles, 4 de noviembre de 2015

Casi todo bien

Por: Sebastián Nohra



Era noche de partido grande en el Santiago Bernabéu. Dos de las mejores cuatro plantillas de Europa se enfrentaban por un premio muy importante: ser primeros de grupo. Con un calendario que asfixia las piernas y la posibilidad de evitar a las cabezas de los grupos en octavos, valía la pena asumir el encuentro como uno de máxima importancia.

Sin Benzema, Benítez tiene que seguir improvisando en ataque. Cristiano es el nueve que llega y no el que está. Sin metros para romper al espacio ni para conducir, se le cortan las alas al portugués. Jesé, que todavía es un jugador de jugadas y no de partidos, e Isco que cuando juega de extremo por derecha es imposible ver a su mejor versión. Lejos del carril del 10 y con la raya como segunda marca, no podemos pedirle lo que nunca tuvo: desborde.

Más las bajas de James y Bale, el técnico optó por blindar la mitad y salió con un 4-4-1-1 en repliegue y 4-2-3-1 para atacar: Casemiro y Modric hacían el doble cinco, Jesé por izquierda e Isco por derecha, el Kroos del Bayern Munich –detrás del punta- y Cristiano arriba. Kroos tenía la orden de tapar a Motta en la presión. Nunca lo encontró y el volante del PSG hizo un partido enorme.

Blanc por su lado, salió con un once que conocíamos desde Paris: un 4-3-3 muy marcado. Motta de barredor, Verrati de organizador y el Matuidi de las dos áreas, el de toda la cancha. Di María más de falso interior que de extremo puro para darle el carril a Aurier y para herir entre la espalda de Casemiro y los centrales. Y Zlatan, dando una lección de cómo pivotear de espaldas y de primera. El único cuestionamiento que se le puede hacer a Blanc en el planteamiento es la falta de carácter para elegir entre Zlatan y Cavani. Con un extremo puro y de la calidad de Lucas Moura, no se entiende como insiste con Cavani de extremo.

El PSG le robó todo el partido el balón al Madrid con presión organizada y posesiones de calidad. Todos estuvieron acertados en la entrega y esto les facilitó encontrar a los factores desequilibrantes: Di María en el uno a uno, Aurier con balón y metros para llegar de atrás y Maxwell centrando. La lesión de Verrati no limitó la circulación del PSG. Rabiot con su juego sencillo y llegada al área le dio muchísimo al equipo.

El rocoso plan de Benitez no funcionó. Parece que cuando enfrenta a equipos con tanta calidad en la posesión –PSG, Barcelona, Bayern- y jugando con tantos media puntas como Isco, Jesé, Modric, Kroos, cuya virtud no es la marca, puede ocurrir lo de ayer: huecos por todos lados.

El Madrid abrió el marcador gracias a un inexplicable error de Trapp y a la fortuna de Nacho, quien declaró después que pensó en todo menos en disparar al arco. A pesar del gol, el PSG –en especial Di María- no paró de crecer en el partido. Cavani, Zlatan, Rabiot y Aurier tuvieron suficientes oportunidades para irse 1-2 al descanso. 

El segundo tiempo fue un poco más igualado, aunque todavía con el PSG liderando el partido. Isco fue lo más peligroso del Madrid. El malagueño hizo dos buenos disparos que detuvo Trapp. Jesé nunca pudo desbordar a Aurier y Cristiano apenas tocó balón. La presión del PSG fue a menos, seguramente fruto del desgaste físico. 

A los 20 del segundo tiempo, entraron Lucas Vázquez por Jesé, que ocupo el puesto de Isco, y Lucas Moura por Matuidi para hacer un 4-4-2 con Cavani y Zlatan arriba. El Madrid cada vez se hacía más compacto y al PSG se le agotaba la gasolina. Al último minuto, Di María, de tiro libre, estrelló el balón contra el larguero. Al final, con el pitazo de Clattenburg, respiraron profundo 80.000 personas y los de Benítez se clasificaron a octavos de final. 

Con el caminar de la temporada se va haciendo repetitivo el pulso de Benitez, un gol y 20 metros atrás para aguantar. Puede alcanzar para ganar, pero no para ganarse el corazón de la afición. El PSG se va a Paris con una derrota después de haber jugado bien en 96 metros. Faltaron tres en ataque y uno en portería.

No hay comentarios:

Publicar un comentario