martes, 15 de diciembre de 2015

Apuéstele al Nacional de Rueda


Por: Martín Lleras Jacobsen
Twitter: @martinlleja

Muchas veces en el fútbol, adentro y afuera del rectángulo, ocurren cosas que se salen de la partitura. Hechos imprevistos, improbables y, algunas veces, ilógicos, que exceden las más racionales predicciones de lo que debió haber pasado. Se habría hecho millonario aquel que hubiera apostado un par de libras esterlinas a que a estas alturas de la temporada el Chelsea de Mourinho iba a estar a un punto de los puestos de descenso. ¿Quién habría si quiera soñado la estrepitosa derrota de Brasil frente a Alemania en el mundial del 2014 o la clasificación de Costa Rica a cuartos de final en ese mismo mundial? El fútbol está lleno de estos hechos sorpresivos que nos invitan a pensar que en el fútbol nada esta escrito.

Sin embargo, lo cierto –y a algunos les dolerá– es que el fútbol es mucho menos aleatorio de lo que nos gusta pensar. La mayoría de las cosas están escritas, lo que pasa es que aquello que coincide con las predicciones lógicas no hace tanto ruido. Supongo entonces, y ahora sí me dispongo a entrar en materia, que es por esto que nadie se atreve a calificar de sorpresivo que el proyecto de Reinaldo Rueda con Atlético Nacional haya demostrado el éxito que ha demostrado hasta ahora, que se haya clasificado a la final y que sea el principal favorito a hacerse con el título. Estoy seguro, y aunque no tengo ni la menor idea al respecto, que si hiciera un modelo probabilístico para determinar al campeón de la Liga Águila 2015-II, los números me darían la razón.

El éxito en el fútbol está sustentado en la gestión de procesos deportivos que, por lo general, son a largo plazo. Otro argumento más en contra de la casualidad. Contados son los equipos en la historia moderna de este deporte que de la nada y sin la correcta planeación y ejecución de un plan deportivo-administrativo hayan levantado un título. Por ese lado, Nacional lo tiene cubierto. Especialmente desde el año 2010, cuando Juan Carlos De la Cuesta asumió la presidencia del club. Igual de importante que tener amplios recursos económicos, que los tiene (la totalidad del club pertenece a la Organización Ardila Lülle), es saber administrarlos sabiamente. Esto último lo ha sabido hacer De la Cuesta. Una sede deportiva moderna, un departamento médico completo y unas divisiones inferiores bien estructuradas son sólo algunos de los elementos con los que cuenta Nacional y que, aunque pueda sonar extraño, le faltan a la inmensa mayoría de los equipos del Fútbol Profesional Colombiano.  

Desde lo estrictamente deportivo, Atlético Nacional tiene la billetera para traer lo mejor que hay en el mercado. Para el año 2015, según Transfermarkt, la nómina del equipo está avaluada en 15,6 millones de euros y es la más costosa de la Liga Águila II. Para este semestre el equipo se reforzó con Yimmí Chará y Alexander Mejía, que migraron a México a finales del 2014, y Macnelly Torres, tres grandes futbolistas que han pasado por la Selección Colombia y a los que muy pocos clubes en el país se podrían dar el lujo de pagar. A estos se le suman grandes jugadores que ya estaban en la nómina como Camilo Vargas, Jefferson Duque y Oscar Murillo, que ya fue vendido al Pachuca mexicano. Además, la seriedad y la fe con la que se gestionan las divisiones inferiores han puesto en el primer equipo a  grandes jugadores como Sebastián Pérez y Marlos Moreno, ambos importantísimos en estos últimos meses.

Finalmente, la variable que, para mí, fue más determinante para el éxito de Nacional y, por consiguiente, para el de mi hipotético modelo probabilístico, fue la elección de Reinaldo Rueda como director técnico del equipo. La salida de Osorio, el técnico más ganador de la historia de la institución, dejaba al equipo tocado y a los jugadores visiblemente desgastados de un método estricto y sustentado en la rotación permanente, como lo era el del risaraldense. Para mantener al grupo base y volver a recuperar la frescura y el hambre de títulos, el contexto exigía la llegada de un técnico de peso y experiencia. Sólo un técnico con la jerarquía y experiencia de Rueda podía, con los mismos jugadores, imponer exitosamente un modelo de juego radicalmente diferente al que predicaba Osorio. En Nacional entendieron que complementar la nómina y la infraestructura del club con un técnico de tal trayectoria reducía al máximo los posibles estragos del azar.

Y los números y los resultados así lo evidenciaron. Al principio, como en cualquier transición hubo problemas; cambiar el vértigo por la elaboración, la electricidad por la seguridad y la rotación por la conservación de una formación estable, no eran tareas fáciles y todavía en la décima fecha había dudas girando entorno al juego y los resultados del equipo. Sin embargo, durante el proceso el equipo se afianzó, las piezas terminaron de engranar y el resultado es el que todos conocemos. El equipo fue el primero de los ocho, está en la final, hizo 38 goles, recibió tan sólo 9 y es el equipo más goleador y el menos goleado del torneo. Con el azar controlado al máximo, cualquier cosa diferente a ser campeón podrá ser, con justicia, considerado un fracaso.

Entre esta noche y la del próximo domingo sabremos si mi modelo es acertado. El Junior puede ganar, claro, ha hecho una gran campaña, tiene un gran técnico y también habrá sabido labrar sus posibilidades. Sin embargo, si a mí me preguntan, yo apostaría por la nómina de Nacional, por su infraestructura y por un técnico que así como es él, sin hacer mucha bulla, ha sabido dirigir en dos Copas del Mundo.

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